En el espacio sagrado en donde se lleva a cabo el ritual K´aam Nikte´, se produce una concentración de energías sagradas, donde queda en manos del hombre un punto central desde el cual es posible influir sobre el cosmos íntegro; un sitio para convocar a los Dioses mediante los ritos que aseguran su presencia en el lugar.
Al centro del espacio sagrado delimitado por una cuerda formando un cuadrado, el cual representa el marco del cosmos es colocado el Ya’axche’ arból de la vida (axis mundi) que consta de tres espacios determinados por las tres partes del mismo árbol. La raíz que es la región del metnal donde están los nueve Yuumtsilo’ob de la obscuridad, de la muerte, de las enfermedades y las grandes desgracias, otro espacio es donde se desarrolla la vida terrestre, donde se encuentran también los animales, las plantas, las montañas, el agua de los cenotes y lugar donde habitan los hombres, el tercero las ramas del ya’axche’ con trece capas que corresponden a los espacios celestiales, hasta llegar a la más alta donde se encuentra el creador Junab K’uj.
Visto de arriba forma una cruz, símbolo Maya de la cuadruplicidad cósmica; Representada por Los cuatro Bakabes, señores de los vientos, encargados de los cuatro puntos cardinales. Los puntos cardinales se inician con el Oriente donde sale el sol (Lak’in) y se representa por el color rojo de la luz, el Norte (Xaman) paso lento de los vientos, región de los vientos fríos y la estrella polar, se representa por el color blanco, el Poniente (Chik’in) donde el sol se inclina para ocultarse y recorrer el inframundo en forma de jaguar para levantarse nuevamente en forma de serpiente emplumada (K’u’uk’umkaan) su color el negro, el Sur (Nojol) gran agujero que conduce al espacio oscuro y silencioso; su color el amarillo color de la muerte.
Los caracoles son llamados a los dioses, para consagrar el sitio donde se invoca la presencia de Hunab K’uj, los Bakabes, los trece dioses celestiales y los nueve del inframundo, propicios al ritual para ser testigos de la ceremonia.
Al centro del espacio sagrado delimitado por una cuerda formando un cuadrado, el cual representa el marco del cosmos es colocado el Ya’axche’ arból de la vida (axis mundi) que consta de tres espacios determinados por las tres partes del mismo árbol. La raíz que es la región del metnal donde están los nueve Yuumtsilo’ob de la obscuridad, de la muerte, de las enfermedades y las grandes desgracias, otro espacio es donde se desarrolla la vida terrestre, donde se encuentran también los animales, las plantas, las montañas, el agua de los cenotes y lugar donde habitan los hombres, el tercero las ramas del ya’axche’ con trece capas que corresponden a los espacios celestiales, hasta llegar a la más alta donde se encuentra el creador Junab K’uj.
Visto de arriba forma una cruz, símbolo Maya de la cuadruplicidad cósmica; Representada por Los cuatro Bakabes, señores de los vientos, encargados de los cuatro puntos cardinales. Los puntos cardinales se inician con el Oriente donde sale el sol (Lak’in) y se representa por el color rojo de la luz, el Norte (Xaman) paso lento de los vientos, región de los vientos fríos y la estrella polar, se representa por el color blanco, el Poniente (Chik’in) donde el sol se inclina para ocultarse y recorrer el inframundo en forma de jaguar para levantarse nuevamente en forma de serpiente emplumada (K’u’uk’umkaan) su color el negro, el Sur (Nojol) gran agujero que conduce al espacio oscuro y silencioso; su color el amarillo color de la muerte.
Los caracoles son llamados a los dioses, para consagrar el sitio donde se invoca la presencia de Hunab K’uj, los Bakabes, los trece dioses celestiales y los nueve del inframundo, propicios al ritual para ser testigos de la ceremonia.
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